Casas rodantes

May 29, 2021

Fuente: weekend.perfil.com

Con la aparición de autos grandes para la familia, como el Ford Falcon o el Valiant, alcanza gran desarrollo en nuestro país un pasatiempo que comenzó en los Estados Unidos en la década de 1940: el caravanismo o, por ponerle un nombre bien argentino, el ranchomovilismo.

Turismo sobre ruedas.

Las casas rodantes, en realidad, son el remolque de un medio de transporte motorizado y no se puede viajar en ellas. Su ventaja radica en que le permiten al usuario prescindir de la búsqueda de alojamiento, pues en su interior cuentan con las comodidades de una pequeña vivienda: baño, camas, ducha, cocina, mesa, lugares de guarda, etc. Al ser “rodantes”, se las puede transportar de ciudad en ciudad e, incluso, detenerse para pernoctar o pasar un largo tiempo en cualquier sitio de camino. Los clásicos campings comienzan a contar con áreas para casas rodantes y la explosión de su práctica genera tanta demanda que se habilitaron paradores exclusivos.

Solo tenés que buscar un lugar en donde esté permitido estacionar y te instalás donde más te guste.

De mera forma de transporte y alojamiento se convierte en pasión, al punto de que, por ejemplo, Weekend publica en 1975 una serie de notas sobre cómo el lector puede construir su propia casa rodante. Desde sus inicios, la revista acompaña este auge sobre ruedas. Hace, por ejemplo, numerosos test muy minuciosos de distintas unidades. Entonces comienzan a publicar gran cantidad de avisos las fábricas, como Rosuar, Tecnocar, Siete Leguas, Errante, Corona, BAN y tantísimas otras.

Estas notas, anónimas, se inician en enero de 1973 con algunas generalidades que contribuyen a que el usuario se decida por la casa rodante que mejor se ajuste a sus gustos y necesidades. Al final del artículo se mencionan los primeros cuatro modelos: Anahí, Bordiga, Yatyta y Boyita. Esta última merece el primer test de la revista al mes siguiente.

Hacia mediados de la década se incorpora Alfredo Andaloro, el primer cronista de rodantes que firma sus notas. Con su llegada se amplían los horizontes: aparece vasta información del exterior, artículos de tapa y muchas experiencias de viajes. En poco tiempo se le suma en los informes el motorhome, una casa rodante en la que, ahora sí, pueden viajar los ocupantes, porque es parte misma de la unidad y no un remolque.   

El paso del tiempo.

Cambio de paradigma                        

Varios factores influyeron en que las casas rodantes casi se dejaran de usar. Entre ellos podemos reconocer su gran consumo de combustible, debido a que viajan a tiro y son altas y poco aerodinámicas; la suba del precio del líquido elemento; el elevado costo de mantenimiento, al tener tantos detalles; la preferencia por viajes al exterior en la década de 1990 con su Ley de Convertibilidad…

Sin embargo, cuando las distintas crisis económicas encarecieron pasajes y estadías, muchos volvieron a optar por la casa rodante y hubo un revivir que Weekend acompañó, por ejemplo, con un trabajo comparativo de unidades hecho por Pablo Caprino en 2012. El tiempo dirá si la pandemia de Covid-19 y sus consecuencias reverdecerán u opacarán esta interesante costumbre de tomar vacaciones como el caracol. 

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