Fuente: https://03442.com.ar/

Por Pablo Bianchi/03442- Siempre que un co-poblano triunfa fuera de la ciudad, como uruguayense se siente cierto orgullo y se hace necesario compartirlo. Esto sucede en distintas profesiones, unas más que otras, pero siempre resulta grato ver que un o una uruguayense, triunfa y nos representa.

Este es el caso de Diego Gallardo, nacido en Concepción del Uruguay hace 39 años, quien hoy es uno de los principales protagonistas de la Serie El Marginal 4, donde hace el personaje de un conflictivo guardiacárcel, encontrándose también en la serie otro joven entrerriano, Ignacio ‘Nacho’ Monna, nacido en Concordia, también como miembro del Servicio Penitenciario.

Esto llevó a que 03442 se contactara con el actor y en un extenso diálogo de más de una hora, pudiéramos conocer sobre su vida, desde su ciudad natal, hasta este momento de su carrera artística, la que siempre soñó y hoy lo tiene como protagonista.

De técnico electricista a actor

Diego nació en Concepción del Uruguay, desde donde se fue con su familia a Colón por un tiempo, para luego regresar y empezar sus estudios en la escuela Viamonte primaria, terminando su secundaria en la EET Nº2, Francisco Ramírez.

“Yo siempre esperé ser electricista y para eso estudiaba, no se me cruzaba llegara realizar una carrera como actor, más allá de que me gustaba formar parte de un grupo de música cuando chico”, contó Diego.

Ya desde esa época, le gustaba el arte de la música, y era baterista de una banda formada con amigos, con la cual tocaban, lo que debió dejar para irse a Concordia para seguir la UTN. Allí conoció a un nuevo compañero que era guitarrista y se entusiasmó, por lo que volvió a incursionar en la música llevando su batería que había quedado en Concepción, pero poco era lo que podía hacer, ya que los estudios le absorbían la mayor parte del tiempo, pero con el tiempo llegó a tocar en varias bandas

Así con este amigo, comenzó a incursionar en el teatro sin ninguna experiencia previa, concurriendo al Teatro Arruabarrena donde el primer día los rechazaron por no estar en los plazos de ingreso, pero la fortuna le sonrió por primera vez, ya que cuando se estaban yendo los hicieron volver porque debían estrenar una obra de Fontanarrosa y justo faltaron dos extras.

“Fue la primera vez que participé de una obra y sin ninguna preparación previa. Fue de relleno, pero se dió. Después mi amigo dejó y yo continué yendo a los cursos de teatro. Fue mi comienzo”, recordó Gallardo.

10 años en el Grupo de Teatro y así siguió su camino

Diego contó que siguió estudiando teatro y trabajando con ese Grupo, participando en obras y llegando a realizar algunos papeles protagónicos, como en la Obra Inodoro Pereyra, que era la misma Obra de Feliz Gutiérrez en Concepción del Uruguay, amigo del director de Teatro de Concordia.

“EN el 2011, haciendo Inodoro, salió un casting en el Teatro Cervantes, que hacía la producción de una obra por provincia, de donde se designaban los actores y yo me entusiasmé y tuve que ir a Paraná a hacer el casting con un amigo, en un invierno muy frio y como podíamos llegamos hechos una ruina”, recordaba.

Fue ahí donde la suerte lo favoreció por segunda vez, ya que por el viaje el aspecto personal de ambos no era el mejor, pero extrañamente los personajes que debían realizar coincidían con esas imágenes de agotamiento que ambos presentaban y sorpresivamente quedaron.

“Nos vimos realmente sorprendidos y ahí comenzamos con las giras por Paraná, la provincia y luego en Buenos Aires, por Mar del Plata, La Plata y el Cervantes. Ese fue mi inicio en Buenos Aires y me vine sin formación artística alguna, más allá de lo que había leído y experimentado. Eso se notaba cuando me encontraba con gente de carrera. Yo tenía dos trabajos en Concordia, pero en 2014 la Obra se caía y los trabajo en Concordia se venían abajo, por lo que tomé la decisión de irme a Buenos Aires a estudiar a la Escuela de Serrano, pensando que volvería a Entre Ríos y ac{a estoy”, dijo el artista con una sonrisa.

Comienzos muy duros

Diego recordó que al comienzo se quería morir o volver, ya que conocía muy poco no le salían casting y no tenía posibilidades de trabajo, pero la fortuna llegó por tercera vez y se encontró con una chica, que le aconsejó fijarse en los grupos de Facebook y le dio distintos contactos, a los que Diego llamó las llaves mágicas del “Cofre de la Felicidad” que a él le faltaban.

Con todo el empuje de un sueño a lograr, Gallardo comenzó a buscar las posibilidades y esto lo llevó a encontrar una posibilidad en una obra infantil en el Paseo de la Plaza del “Capitan Garfio” y fue seleccionado para un personaje secundario, que era el de la madre de Garfio, pero la suerte lo tocó por cuarta vez y quien era el protagonista se fue para realizar otros eventos y fue él quien tuvo que asumir el papel una semana antes de estreno y estudiar todo el libreto.

“En uno semana me cambió todo y de madre pasé al papel principal. Fue de terror y todo muy loco, pero bueno se hizo, donde llegué al estreno con el libro en la mano e improvisando mucho, lo que duró todo un año”, contó.

Con el tiempo fue trabajando en algunas obras y seguir sumando experiencia, lo que le servía para lograr los objetivos, ya que conocía todas las actividades, desde acomodar cables, a iluminador o a actuar, pero sin dudas en Buenos Aires con tantos actores de carrera era muy complicado.

Impensado hacer cine

Diego era consciente de que su camino estaba lleno de escollo y tenía que pelear por un lugar, con serias dificultades para enganchar teatro y mucho menos cine o televisión, lo que era en ese momento impensado, pero la fortuna volvió por quinta vez y se encontró con otra oportunidad cuando estaban filmando El Reino. “Justo el protagonista viaja con su hija a Entre Ríos, por lo que ahí buscaron actores entrerriano, lo que me redujo mucho el número de competidores. Fue el primer casting de mi vida realmente y actué como en el teatro y me bajaron de un hondazo. Me hicieron, parar, tomar mate, caminar y sentarme, pero finalmente quedé seleccionado, pero no para el personaje que buscaban sino para otro muy chiquitito donde yo tenía que decirle algo a Joaquín Furrier, pero estaba adentro”, dijo Diego.

Después de hacer la escena, Diego se quedó hablando con Furrier en uno de los pasillos y repentinamente llegó una chica asistente del director, los habló y sacó una foto, y allí fue la sexta muestra de que la suerte estaba de su lado, ya que una semana más tarde, fue llamado para hacer del doble de Furrier en tomas donde no se le ve la cara, ya que físicamente eran muy similares.

“Fue algo raro, porque cuando nos cruzamos con él, no sabía lo que me habían dado para hacer y charlamos. Fue ahí que le dije que si me necesitaban me tuviera en cuenta y me contó que estaban trabajando para una película y podían necesitarme. Después me llamaron gracias a su recomendación.

Su llegada a El Marginal

El tiempo fue transcurriendo y Diego Gallardo siguió lentamente y trabajando duro paso a paso y en su meta siempre estuvo trabajar en El Marginal, pero cuando esta inició, él estaba en su papel secundario en El Reino y por eso no aspiraba a que lo pudieran llamar, pero había desparramado tantos curriculum y el destino estaba marcado, por lo que todo va llegando y por séptima vez fue tocado por la barita mágica y en el último capítulo de Un Gallo Para Esculapio, hubo una escena en la que necesitaban un entrerriano y me llamaron para hacer de gendarme que interceptaba a los piratas del asfalto en Entre Ríos.

“A partir de esa actuación inesperada, se me empezaron a abrir distintas puertas y aparecían casting que antes eran imposibles de llegar, que son para algunos con un poco de más trayectoria y así llegué a casting de Apache, para lo cual buscaban actores que no tuvieran el tono de hablar porteños, sino del interior y logré un co-protagonismo que me sirvió para lo que vino, pero en ese momento no tenía nada en proyectos”, recordó Diego.

Tras esta etapa, Diego dialogó con quien fuera el director de la película, Adrián Caetano y dado que no tenía expectativas a futuro, le ofreció sus servicios y le pidió que lo tuviera en cuenta.

Sorpresivamente el productor lo volvió a contactar y se dio la octava muestra de que la fortuna lo seguía, ya que se había retirado Gino Renni de la serie Puerta 7 y Caetano se acordó del actor uruguayense para ocupar ese lugar.

Por otra parte, en este lapso, Diego fue llamado para el castin de El Marginal 2, donde se presentó con otros dos actores, para interpretar a El Cuis, papel que finalmente quedó para Diego Cremonesi.

Para Diego fue un bajón, pero más cuando salió el Marginal 3, por lo que perdió todo esperanza ya que esa parecía ser la última serie de capítulos, pero la novena noticia de su buena fortuna no tardó mucho en llegar y un llamado pidiéndole una foto fue el comienzo de la oportunidad.

“Laura Andina, me pidió una foto teniendo un candado en la mano. Me acuerdo que yo estaba en Concepción del Uruguay de vacaciones y busque un candado viejo y me saque la foto. Después otra contando plata y yo no entendía nada. Después me pidieron un video y por WhatsApp. Vino la Pandemia, se postergó el rodaje y cuando empezó a movérseme avisaron que quedé seleccionado para el papel del guardia cárcel. Me advirtieron que era un papel fuerte y yo imaginé que no iba a estar tan expuesto. Esto se empezó a firmar el 8 de marzo del 2021 y hable con guardia cárcel para saber cómo trabajan y conocer un poco el personaje. Te sorprende como te tratan, como te preparan y maquillan, hasta el peso baje para representar el personaje. También fue complicado trabajar con los protocolos y las bajas por contagios. Nos hisopaban a cada rato. Se suspendieron escena por falta de los protagonistas y se reprogramaban. Fue una experiencia muy útil que nunca olvidaremos. Fue uno de los rodajes más difícil que tuve en mi vida”, resaltó.

Finalizando Diego Gallardo se mostró agradecido con la vida y las oportunidades que le está dando y sigue soñando con seguir progresando en su carrera actoral, lo que sin dudas va por muy buen camino y deja muy bien representada a nuestra querida Concepción del Uruguay.

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